Por primera vez en la historia, nació un grupo de bebés con tres conjuntos de ADN cada uno .
Sucedió en el Reino Unido, que en 2015 se convirtió en el primer país que permitió a los científicos modificar genéticamente óvulos de mujeres con mitocondrias dañadas (el centro de energía de la célula) para evitar la transmisión de defectos mitocondriales a los niños. Estos defectos son incurables y a menudo mortales: la intervención es la única forma en que estas mujeres pueden tener hijos sanos.
Esto es lo que pasó...
Los científicos transfirieron material genético de óvulos con mitocondrias dañadas a óvulos de donantes que tenían mitocondrias sanas pero se les había eliminado todo el resto del ADN. Luego, los óvulos fueron fertilizados y transferidos al útero de las madres.
Es importante señalar que el material genético del óvulo donado constituye menos del 1% del niño creado con esta técnica. Pero ese 1% hace una enorme diferencia...
Muchos miembros de la comunidad científica celebraron este evento histórico como una nueva forma para que las mujeres tengan hijos sanos que de otro modo no podrían tener. Otros están profundamente preocupados.
"Será interesante saber si existe riesgo de que estos niños desarrollen problemas más adelante en la vida", afirmó Robin Lovell-Badge, un conocido experto británico en células madre.
Luego está la perspectiva de los llamados "bebés de diseño": ahora que se ha establecido que se pueden controlar las mitocondrias, está claro que se pueden manipular variables que no salvan vidas, como la altura y la fuerza natural.
No me corresponde comentar, pero una cosa tengo clara: la intervención genética no se está desacelerando. Este es un fenómeno del que todo el mundo debería estar informado.
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